05 noviembre, 2007

It Burns!

Estaba dormido, como he estado desde hace ya rato, cuando me despertó un súbito aumento en la temperatura de mi (habitualmente) frío suelo. Duró un minuto, menos quizás, pero me hizo saltar del suelo y ponerme en puntas, moviéndome por la habitación raudamente.

¿Qué había pasado?

Cuando vi la razón, no, las razones, me sorprendió que no hubiera en su cabeza una tempestad mental. Es lo que suele ocurrir. Me acostumbré a las catástrofes. Y, sin embargo, reinaba en su cabeza un intimidante silencio.
No venía por el pasillo, y eso me preocupó más. Quería preguntarle qué pasaba. Tanteé el suelo, que estaba frío de nuevo, y me senté apoyado en la puerta en actitud de espera, mirando los calcinados escritos de las paredes. Algunos amenazaban con borrarse. Tenía que remarcarlos o algo así, por ende también apunté pedirle permiso a mi lista de dudas; sin embargo, la chiquilla demoró siglos en llegar.
- Hola- me dijo, como si nada pasara.
- Eh... hola. Pue...
- Sin preguntas- cortó ella.
- Pero... hey... ¡fue mi sala la que ardió!- contesté enojado. Sé que a ella no le gustaría que su cama se incendiara (yo ni cama tengo), y después le dijeran... pues... nada.
- Oh... lo lamento- dijo ella en un tono de voz como si estuviera pensando en otra cosa- pero...al fin y al cabo tú ves todo dentro de mí. Sabes las cosas que estoy sintiendo.
- Eso justamente es lo que me preocupa- repliqué- ¿dónde está el huracán? ¿la hecatombe?
- Me acostumbré a las calamidades. Las malas noticias que me han dado hoy no me afectan. Las que me den mañana espero que tampoco.
- A los demás les afectará- insistí. Quería que reaccionara, que dijera algo, que hiciera sus esfuerzos patéticos y casi tiernos de contestar mi sarcasmo.
- A los demás todo lo que me pasa les "afecta", pero si yo le pongo algo de atención a mis problemas por mi cuenta tampoco les gustará. Les importa "preocuparse", no "hacer algo".
- Pues...- me sorprendió. No supe qué responder. Articulé irresponsablemente:- Al doctor le importa.
De inmediato entendí que eso fue tonto.
- De todos es al que menos le importa, tontito- rió- aunque sea amable, él lucra conmigo.
- A mí me importa- dije, para disimular mi vergüenza. Era la primera vez que recordaba haber actuado tan poco creíble.
Entonces hubo uno de los típicos silencios cortos.
- Bien, eres alguien dentro de mí. Sería el colmo que no te importara- el tono de voz era severo, pero añadió más suavemente:- aún así, gracias.
- De nada- dije rápido, cambiando el tema- y sobre lo otro, ¿por qué no has caído en crisis?
- ¡No sé! A mí también me tiene molesta eso. Podrías investigarme un poco, ¿no?

Ya se ha ido hace rato. He estado meditando, leyendo concienzudamente los escritos de las paredes, la canción, los rallones en forma de cicatrices del techo, analizando el suelo frío...
No debiera hablar aún, pero creo que llegué a una triste conclusión. Hay sentimientos que llenan su vida, que a veces deja de sentir, pero los fuerza porque la vida sin ellos es vacía y cosas así. Hay un recuerdo de esos borrado. Es el mismo que se aparecía en uno de mis sueños donde yo estiraba los brazos hacia una persona que estaba de perfil, de espaldas, a lo lejos, bajo un árbol, al lado.
Algo malo le ha pasado a su corazón. Está cansada, parece. Está volviendo a ese estado donde desecha lo que no le sirve, como una vacuna. Pero esta vacuna es peor que la enfermedad, y la mente se ha quedado en blanco.
No hay con qué llenar las horas. Dijo "no más". La llama que ardió en mi suelo fue el último rescoldo de una mentira mantenida a propósito.

Eso concluí. Debería estar contento, es cierto, nunca quería referirme a eso porque de alguna manera me dolía (aún no me explico por qué). Sin embargo, me llené de este silencio tortuoso de mi celda. De nuevo quiero salir. Pero tampoco quiero.
Soy el único que está llenando este vacío.

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