17 septiembre, 2007

2 en 1

Eso de abajo fue un desvarío. Ahh, cuánto quería hacerlo...
No sé por qué cuando yo empiezo a pensar estas cosas, ella comienza a sentirse feliz y termina sintiéndose mal. Todo se junta para hacerla infeliz cuando trabajo en mi mente, parece.
Por eso no pienso (qué mala justificación para mi estado vegetativo...)

Lo que sucede es que ya nos llevamos [bien] de nuevo. Le hablo, y ella me habla. Nos ignoramos y quedamos contentos. Igual que antes.
Esperen, me necesita... siento que está molesta o triste. Sí, ahí viene... ajá... pasos en el pasillo. Rayos, tengo frío... quiero que vuelva mi enloquecedora espuma blanca del suelo...
Uh, golpecitos en la puerta. Son de ira contenida, no me cuesta identificarlos.
Ya sé a qué viene. Viene a quejarse porque hay gente estúpida. O porque está "sintiéndose sola", y como sabe que en realidad no lo está, que lo que le hace falta es un anhelo alcanzable, viene con las quejas a mí. Bah, como si yo tuviera alguna explicación o consuelo al respecto.
Gente estúpida siempre ha habido y habrá. Incluso ella es estúpida a veces y lo sabe. Depende de la persona con quien esté (quizás haya quien la considere estúpida a tiempo completo, como le pasa con otros a ella misma).
Y sobre lo otro... bueno...
Prefiero no hablar. Por algún motivo, hablar de "aquello" me produce una puntada extraña en el pecho.
Silencio ahora, que está empezando a llamarme...

No hay comentarios: